jueves, 4 de julio de 2013

Algunos sueños locos

  • -Algunos fragmentos de sueños ruedan, de aquí para allá, colgándose de las lámparas y aterrizando en las mesitas de café. En los sillones, sin prestar atención, nos acumulamos las palabras en discursos que terminan en besos y abrazos. Los sueños se introducen en el azúcar y salen más dulces que nunca, salen marrones y borrachos del café; Nos reímos locamente mirándonos y viendo las gotas de café que se estrujan contra un mantel y las lámparas que caen por el peso de los sueños y la luz que ellos dan. Se nos entrecruzan las risas y las miradas, confluyendo en que el café sea más fuerte, el frío más leve, el tiempo más bello...

    - Por las tejas se escapaba el alcalde de cierto pueblo perdido, de casas de barro y mucho sol. Había cometido un par de fraudes modernos, cosas de dinero y algunas tretas clandestinas que nada gustaron al pueblo perdido. Dicho alcalde, con su respectivo bastón, corría escandalizado dando saltos a los puntos más sólidos que, a ojo, podía detectar. Dos sujetos lo corrían desde atrás, de buen porte y ropa en harapos  Lo corrieron hasta verlo fallar en un punto flojo y caer, sin más, al fuego candente de una sopa. Los dos harapientos y felices muchachos, volvieron caminando por entre los techos, satisfechos de su labor. No iban solos, dicho sea de paso, sino que llevaban en sus bolsillos pequeñas pertenencias de todos los habitantes del paraje: en una asamblea, cada uno había depositado en bolsas algún pedido suyo, alguna queja hecha notita o dibujo; no querían que sus enojos sean olvidados a la hora de hacer justicia. 

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